diumenge, de juliol 08, 2007
El reto de los nacionalismos
Lo que ha pasado en Baleares no es una casualidad, sino el resultado de un proceso histórico bastante claro: los nacionalismos de centro-derecha prefieren pactar, si tienen la posibilidad parlamentaria y electoral, con la izquierda por la razón de fondo de que la izquierda española actual carece de un proyecto nacional español común. Los nacionalistas de la Unió Mallorquina no lo ocultan. Pactar con el PP les debilitaba, por cuanto el PP además de ser competidor en el eje izquierda-derecha, tiene un proyecto nacional español que resulta incompatible con sus propios proyectos de construcción nacional. Lo que no quita que, si los resultados electorales no les dejan otra alternativa, puedan pactar con el PP, como mal menor. Pero siempre como mal menor. Su bien mayor es y será apostar por quienes, por falta de convicciones o por puro oportunismo, no tienen problemas en interpretar la Constitución como si fuese un papel mojado o en orillar la voluntad originaria de los constituyentes, que ha quedado desvirtuada con la proclamación estatutaria de Cataluña como nación.
El reto nacionalista debe ser combatido desde el terreno de las ideas, de las convicciones y de los proyectos políticos, con una estrategia a largo plazo, que tenga claro los terrenos de juego. Si el PP consigue el soporte parlamentario suficiente para impedir al PSOE formar una alternativa multipartidista en base al todos contra el PP, los nacionalismos de centro-derecha no dudarán en enterrar el notario y acudir a negociar. Pero no lo harán por convencimiento o por simpatía, sino por simple interés. Y teniendo claro que su interés no pasa por consolidar al PP ni en España ni en sus propias comunidades.
Si el PP quiere contar con el concurso de estos partidos para formar una futura mayoría deberá conseguir un resultado electoral que haga imposible la repetición a escala española de los pactos múltiples que hemos visto en otras comunidades. Y una vez conseguido esto, deberá tener siempre presente que estos nacionalismos pueden ser, a lo sumo, aliados de circunstancias, pero que nunca dejarán de defender planteamientos de fondo que son incompatibles con la creencia en España como una gran nación plural.
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